¿El diseño de una ciudad, así como la iluminación de sus espacios públicos, puede impactar en la experiencia de aquellos que habitan en ella? La respuesta es sí, esto tiene bastante impacto en la ciudadanía. Cuando hablamos de una ciudad nos referimos a un sistema que evoluciona con su gente, este debe protegerse para garantizar a los ciudadanos una vida plena, ¿Pero qué ocurre cuando los lugares destinados a la ciudadanía no se encuentran en condiciones para ser utilizados?

El espacio público, como concepto, es un lugar donde la población llega para expresarse, distenderse y conocerse. Sin estos la visión de nuestra sociedad sería limitada, propagando la fragmentación y el distanciamiento entre sus miembros. 

“Volver a ocupar los espacios públicos significa crear condiciones mínimas y un ambiente propicio para que los vecinos empiecen a dar los primeros pasos.” dice Maria Glauser, activista urbana. “Para ocupar estos espacios públicos lo más importante es contar con una comunidad.” Es necesario volver a crear lazos entre los habitantes para que se pueda  habitar, vivir y cuidar de nuestros espacios como corresponde. 

Ahora: ¿Por qué Asunción está como está? 

Esta problemática no es ajena al resto del mundo, existen muchas ciudades que luchan contra la pérdida de espacios públicos en manos de entidades privadas.

La pérdida de los espacios abiertos al público en Asunción y alrededores no es una casualidad, es el resultado de años de abandono por la comunidad y el estado. Durante ese tiempo tanto las plazas públicas como las calles se volvieron espacios de nadie y al ser de nadie, ni las autoridades ni los ciudadanos se sienten responsables. Para entender este distanciamiento entre el ciudadano y los espacios públicos es necesario comprender cuál es la relación que creamos con estos. 

Podemos conquistar nuevamente estos espacios, pero primero debemos tener en cuenta dos cosas: 1) Estos lugares precisan de una infraestructura correcta para que familias y amigos puedan volver a utilizarlos, los municipios deben contar con un presupuesto para equiparlos y  2) Debemos cultivar el respeto para proteger los espacios públicos, la consideración por nuestra comunidad es clave para generar un ambiente ameno y seguro para  todos.  Si trabajamos juntos podremos crear comunidades y actividades que sirvan como incentivos para volver a ocuparlos y así, podremos utilizarlos de la forma en la que fueron diseñados. 

Respetar nuestros espacios públicos nos trae muchas ventajas como sociedad. El motor de una ciudad es su gente y si no le damos la importancia que estos merecen, perderemos sitios de esparcimiento donde los ciudadanos interactúan, las comunidades se forman y el futuro se escribe. 

¿Te interesa saber más? Escuchá el último capítulo de nuestro Podcast “Sin Corte” en Spotify y conocé más sobre cómo la iluminación pública puede impactar en nuestra sociedad.